profundos matices
Cuando las irrefutables verdades del sistema se resquebrajan, la existencia humana protagoniza una gran y denigrante mentira
Este libro-blog recoge la segunda parte o continuación del ensayo Ser o aparentar (los entresijos de la manipulación global),en el que se reflejaban las capacidades y potencial humano y los acontecimientos históricos que condicionaban y orientabanlas sociedades actuales en beneficio de unos pocos y sin tener en cuenta las necesidades reales de la humanidad, la naturalezay el universo, así como algunos modos de tratar de evitarlos. La información expuesta ahora, pretende poner en evidencia lasmentiras fundamentales sobre los falsos pilares y dogmas de la civilización dominante en la actualidad. Por ello manifiesto mireconocimiento y mi más profundo agradecimiento a todos los eruditos, autores, protagonistas y participantes en los vídeos y enlas ideas recogidas en los diferentes capítulos. Muchas gracias a todos ellos, y a ti lector-espectador por tu tiempo e interés.
viernes, 26 de julio de 2019
La mentira fundamental
Es como si la verdad absoluta fuera una esfera y cada campo del conocimiento el punto de vista desde el que la vemos. Así, un biólogo puede verla desde su especialidad de estudio, un físico desde la suya, un químico desde la que le es propia, un matemático desde el lenguaje de los números... Todos tendrán parte de esa verdad pero si no se contempla globalmente y se ensamblan entre sí, ninguno alcanzará la verdad absoluta, aunque serán pomposamente reputados y reconocidos en sus respectivos campos. Es curioso como, por ejemplo, en medicina y salud oficial, quizás la más trascendente de todas las ciencias porque dejamos nuestras vidas en sus manos, cada vez se crean más especialidades diferenciadas (hasta que puede que llegue el momento en que cada órgano tenga la suya y pueda hasta establecerse una cátedra de la uña del dedo meñique del pie izquierdo, ignorando al resto), cuando te atiende un especialista y ve que algún problema del paciente, bien físico o bien señalado por alguna prueba diagnóstica, rápidamente te deriva, como suelen decir ellos en su particular lenguaje, convirtiéndote en un paciente a la deriva igual que un barco qué va sin rumbo definido, a otro especialista diferente, como si ese nuevo problema no pudiera tener nada que ver con el anterior y despreciando e ignorando esa posibilidad, y por consiguiente la probabilidad de sanar al paciente porque nadie es un cúmulo de órganos separados sino que todos deben estar en equilibrio para su correcto funcionamiento.
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